Soy Raquel Pino y éste es mi testimonio
Mi nombre es Raquel Pino y mi misión es trabajar por y para Dios a través de nuestros jóvenes de la Pastoral Juvenil Vocacional de la Primera Zona Pastoral de Santa María de Guadalupe.
Durante este año se han presentado nuevos retos en mi vida y de una a otra manera me la han ido cambiando, y de ellos voy aprendiendo muchas cosas nuevas. Algo que me ha servido es estar en este lugar, en el cual se me ha brindado mucha confianza y apoyo.
Eso vale mucho, poco a poco me voy abriendo más y voy venciendo el miedo de hablar, porque gracias a esto me he dado cuenta que vale mucho ser tu misma y no quien la gente quiere.
Durante mucho tiempo sentía que Dios se alejaba más de mí, porque sentía que nada estaba en su lugar, porque por más que buscaba ser yo misma me cerraban todas las puertas y más cuando buscas ese llamado que Dios te hace, para servirle a través de una vocación que Él te va mostrando poco a poco.
Pero de repente te das cuenta que Dios no suelta tu mano en ningún momento.
Recuerdo que un día un amigo seminarista, que en paz descansa, me dijo: si te gusta ayudar a los jóvenes y acompañarlos en cada momento entrega tu vida y no tengas miedo. Y así ha sido desde el momento que me nombraron Enlace de la Primera Zona y tener a cargo algo tan importante.
Cuando siento que ya no puedo más recuerdo cada palabra, cada momento que Dios sufrió por nosotros y solo levanto la mirada y sigo sin decir nada.
En cada momento difícil, en cada situación de pena, recuerdo siempre las palabras de Nuestra Morenita:
“¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?”
¿Qué mejores palabras de consuelo, esperanza y amor podemos esperar?
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